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Los chicos y chicas del Centro de Día Ocupacional de Úbeda hemos estado en el Museo Arqueológico de nuestra ciudad. Y te queremos contar algunas cosas que nos han sorprendido mucho. Como es que el origen de nuestra artesanía del esparto y la cerámica son muy antiguos.

El esparto lo utilizamos nosotros para tejer alfombras y objetos decorativos, pero al parecer esto ya se hacía hace miles de años. Igual pasa con la cerámica, los vasos y cuencos que modelamos con el barro también los hacían nuestros antepasados.

Pero para saber esto, hemos tenido que hacer un viaje en el tiempo, retroceder mucho hacia el pasado, ¡hacia la prehistoria! Y para eso Juan Carlos, que es un guía estupendo y muy simpático, nos ha activado el botón de la imaginación.

Viaje hacia la prehistoria

La vida en la prehistoria era bastante más difícil que ahora. Cuando en aquel tiempo se levantaban por la mañana, no tenían el cartón de leche en el frigorífico ni los cereales preparados para desayunar. Tenían que pensar cómo iban a encontrar el alimento ese día; si cazar, pescar, o recoger frutos en el bosque.

Y las herramientas que utilizaban para ello eran de piedra, ¿te imaginas cortar un árbol con un hacha de piedra? ¡Cuánto esfuerzo! Las vitrinas del Museo Arqueológico están llenas de objetos de piedra. Pero lo que más nos ha llamado la atención son los manojos de esparto y los cacharros de barro. Porque nosotros trabajamos el esparto y el barro en los talleres de nuestro Centro Ocupacional.

Dice Juan Carlos que el esparto se conoce desde hace 6.000 años, que ya entonces se fabricaban muchas cosas útiles con él. Y lo mismo para el barro. Las vasijas que hay en el museo, encontradas en Úbeda, tienen 4.000 años de antigüedad. La mayoría de estas piezas se han encontrado en las tumbas prehistóricas. Porque tenían la costumbre de enterrarse con lo más valioso que poseían, que eran las vasijas de barro. ¿Te haces una idea de lo antiguo que es el origen de nuestra artesanía del esparto y la cerámica?

Hay cosas que no cambian tanto…

Más adelante en el tiempo, cuando inventan el torno, los cacharros de barro son cada vez más bonitos y están mejor acabados. Pueden incluso hacer más de los que necesitan y utilizar los que sobran para comerciar con otros pueblos. ¡No podíamos imaginar que el barro podía ser tan importante! Los íberos, un pueblo que vivió en nuestro territorio hace miles de años, ofrecían regalos a sus dioses en vasijas de barro, y metían dentro sus cenizas para viajar hacia el más allá después de la muerte.

Desde entonces, la cerámica ha ido evolucionando en el tiempo, cambiando de formas y colores. Pero en Úbeda, la artesanía del barro tradicional, esa por la que es tan famosa, se ha mantenido igual desde la época de los árabes. Mil años llevamos haciendo los mismos cacharros de barro, con las mismas técnicas, aunque en nuestro taller ahora utilizamos un horno eléctrico. Es la nuestra una preciosa tradición artesana que ha ido pasando de generación en generación ¡como un tesoro!

Para terminar, nuestro guía Juan Carlos nos ha presentado, en broma, a doña Paca. Es una estatua romana de una señora con ojos tristes, porque está guardando una tumba. A su lado está Sileno, el dios del vino, con cara de viejo achispado. Y en el otro lado la estatua de un joven muy sonriente, con cara de velocidad. Parece que nuestros antepasados nos quieren transmitir un mensaje a través de las estatuas romanas: ¡que la vida es corta y hay que saber disfrutarla! ¡Gracias Juan Carlos, nos ha encantado la visita al Museo Arqueológico de Úbeda!