En nuestro huerto ecológico no arrancamos las plantas que crecen de forma espontánea. Porque muchas de ellas son muy buenas a pesar de ser conocidas como “malas hierbas”. Te demostramos a continuación por qué el llantén, las acelguillas o las collejas son malas hierbas que nunca mueren.
En el huerto ecológico del Centro de Día Ocupacional de Úbeda crecen un montón de plantas. No solo las que nosotros sembramos y cultivamos, sino también otras hierbas que nacen de forma natural y que se las conoce como “malas hierbas”. Se las llama así porque pueden invadir el espacio de los cultivos, o robarles nutrientes, o puede que sean el nido de alguna plaga, o que simplemente sean un estorbo en el huerto. Pero nosotros pensamos que con este nombre no se les hace justicia, porque tienen también muchas cosas beneficiosas. Por eso hay malas hierbas que nunca mueren, como es el caso del llantén, de las acelguillas o de las collejas, de las que te queremos contar algunas cosas buenas.
Las cosas buenas de las malas hierbas
El llantén es una planta que nosotros dejamos crecer en el huerto ecológico. Además de tener propiedades medicinales, sus hojas más jóvenes se pueden comer en ensalada. Pero a nosotros nos interesa el llantén por otras razones, y es que esta planta puede contribuir a la sostenibilidad del huerto. Porque ayuda a mejorar el suelo, aportando cobertura vegetal y materia orgánica. Sus pequeñas flores atraen insectos que polinizan las plantas y con sus hojas se puede hacer un preparado para controlar las plagas, ya que tienen propiedades antibacterianas.
Otra de las malas hierbas que nunca mueren en nuestro huerto ecológico es la acelguilla. Esta sí que nos la llevamos a casa para comerla en tortilla o para echarla al puchero de garbanzos ¡está más buena que las acelgas! Sus hojas son tiernas y sabrosas, parecidas a las espinacas. Las acelguillas de nuestro huerto han nacido en medio de los pimientos y las hemos dejado crecer. Son ricas en vitaminas y en minerales como el hierro y el calcio. También tienen propiedades digestivas, antiinflamatorias y antioxidantes. No obstante, hay que tener cuidado con la acelguilla porque produce muchas semillas y podría extenderse más de la cuenta.
Las collejas en la cocina tradicional
Además del llantén y la acelguilla, tenemos más hierbas malas en nuestro huerto, como el cardo mariano, las ortigas, la pamplina, el hinojo, la malva o la cerraja, de las que te hablaremos en otra publicación de nuestro blog. Pero en esta ocasión no queremos dejar pasar las collejas, porque estas sí que son un bocado exquisito. Las collejas son muy valoradas en la cocina tradicional. Sus hojas tiernas se usan en ensalada, tortillas, sopas o como verdura cocida y son ricas en vitaminas, minerales y proteínas. Se reproducen muy fácilmente mediante semillas, y si llegan a estorbar a otros cultivos lo tenemos fácil: las cortamos y nos llevamos la cosecha a casa para hacer con ellas platos exquisitos.
Como ves, el llantén, las acelguillas y las collejas tienen cosas muy buenas si las sabes aprovechar. Por eso son malas hierbas que nunca mueren en nuestro huerto. ¡Y más si es ecológico!